Dos vinos de nuestra bodega Heredad Morán & López han sido galardonados en la XX edición del Concurso Internacional de Vinos ‘Bacchus 2022’, una cita de referencia en el mundo del vino que este año se celebró en Madrid con una representación de más de 1.500 referencias de bodegas procedentes de 17 países de los 5 continentes.
La primera añada de nuestro Godello con crianza de 12 meses en barricas de roble francés, Heredad Altos de Talana 2020, se alzó con la Medalla de Oro, mientras que Heredad 26 Mencía Roble, también en su primera añada, obtuvo la Medalla de Plata.
Para el equipo de Bodegas Heredad Morán & López este reconocimiento supone una gran satisfacción y un nuevo impulso a nuestro joven e innovador proyecto. “En 2019 decidimos volver al Bierzo para poner en marcha la primera cosecha, aunque en realidad han sido muchos más años de ensayos de vinificación y toda una vida vinculados al mundo del vino por tradición familiar. Para nosotros es un gran orgullo que en un espacio de tiempo tan corto nuestros caldos estén gozando de tan buena aceptación. Sin duda, nos anima a seguir trabajando y creyendo firmemente en la altísima calidad de los vinos bercianos”, explican.
Una aceptación que no solo se percibe entre los consumidores sino que también se está demostrando en los reconocimientos en concursos profesionales. Así, la añada 2020 de su mencía Heredad 26 ya había cosechado una Medalla de ORO WineUp (90 puntos), mientras que en el caso de Heredad Altos de Talana 2020 y Heredad 26 Mencía Roble era la primera ocasión que entraban a competir en una cata oficial, confirmando que la bodega Heredad Morán & López aporta aciertos, savia nueva y proyección de futuro al panorama vitícola nacional.
Los viñedos de Heredad Morán & López se asientan en la zona del Puente Boeza, en el término municipal del Ponferrada, desde donde sacamos el máximo partido de una tierra con unas condiciones climáticas excepcionales para las cepas y se nutren de una historia vitivinícola de gran arraigo dentro de la Denominación de Origen Bierzo.
En total cuentan con una superficie de 30 hectáreas (aún no se encuentran totalmente cultivadas en la actualidad) dispuestas en una única pieza, lo que convierte a la finca en única en El Bierzo, donde, por el contrario, predomina el minifundio. Esta peculiaridad, junto con la proximidad de la bodega en torno a la que se ubica el viñedo, hace que se garantice al máximo la salud, el cuidado y la calidad de la uva.
Trabajo, mimo y esfuerzo en sus viñedos, todos ellos en propiedad, acompañados de una mínima intervención, respeto por el entorno como un ecosistema vivo, en los que se trabaja una agricultura sostenible. Esta es la receta de una bodega que pese a su corta trayectoria, ya ha cosechado los frutos de su firme apuesta por seguir enriqueciendo la tradición de los vinos bercianos.